Cómo usar bien el “Deus-Ex-Machina” y no morir en el intento
Deus Ex Machina, ese recurso narrativo que muchos detestan más que a los clichés… Pobre Deus Ex Machina, él no tiene la culpa de que lo usen erróneamente o que lo bastardeen para resolver situaciones comúnmente imposibles de resolver.
Comencemos por resumir de qué estamos hablando. Deus Ex Machina viene del latín y significa “Dios desde la Máquina”, y es una expresión utilizada usualmente en el teatro griego y romano. Cuando los actores se encontraban ante un problema o un conflicto, una grúa (máquina) introducía a otro actor desde fuera del escenario, por lo general alguna deidad o figura divina (Dios), para solucionar dicho problema y así permitir continuar a la trama.
Claramente, en la actualidad no recurrimos a Dioses ni a grúas, pero sí se emplea el término para referirse a momentos en que la escena se resuelve a través de un elemento externo a la trama. No tiene que ser necesariamente un personaje, sino que también puede tratarse de un accidente, un fenómeno natural, una explosión… algo que ocurra repentinamente y que no haya estado presente en la trama inicialmente.
Qué NO hacer
Creo que hablo por la mayoría cuando digo que los Deus Ex Machina nos hacen sentir un poco incómodos cuando ocurren. Es que, realmente, carecen de sentido y le quitan muchísima profundidad al argumento. ¿Que el personaje se salve de milagro porque justo pasó volando un pájaro al cual el antagonista era alérgico? Bueno, no he visto nada como esto, pero sí hay algunos ejemplos que me irritan un poco.
Antes que nada, quiero aclarar que soy un gran seguidor de Juego de Tronos, así que no tomen esto como el usual odio a la saga de sus principales detractores. Pero hablemos por un momento de Jon Snow, el “hombre DeusExMachina”.
Este personaje ha sido salvado por las fuerzas divinas en muchas situaciones en las que se encontró al borde de la muerte: en la Batalla por el Muro, Olly lo salva justo a tiempo de que Brigitte cobre venganza (esto no ocurre en el libro, pero sirve como ejemplo). Más tarde, la Batalla se resuelve sólo porque Stannis Baratheon llega con su ejército y obliga a los Salvajes a rendirse. ¿Y en la Batalla de los Bastardos? ¿Gana Jon Snow por su proeza como estratega y jefe militar? No. Gana sólo porque a Sansa se le ocurrió pedir ayuda a los Caballeros del Valle a último momento. Y en la última temporada, si no fuera por Daenerys y por Benjen Stark, nos olvidemos de seguir viendo a Jon con vida. Y bueno, ni hablar de que el Deusexmaquinazo de Stannis también trajo la herramienta para devolverle la vida a Jon Snow…
Pero un caso que me molesta mucho es el de la película Cruzada (Kingdom of Heaven en inglés… por qué lo habrán traducido “Cruzada”, ni idea). El personaje principal, interpretado por Orlando Bloom, naufraga en los primeros treinta minutos de la película. Y sólo se salvan ÉL y SU caballo. No se salva ninguno de todos los otros caballos del barco, ni ningún otro tripulante. Sólo ÉL y SU caballo…
¿Qué quiero decir con todo esto? El Deus Ex Machina es un recurso interesante, pero hay que implementarlo de manera correcta. Si tu personaje va a sobrevivir de milagro, no saques recursos de la galera para salvarlo. Por más que haya pistas en el camino, salvar a los personajes porque sí le quita consistencia tanto a la historia como a los mismísimos personajes.
Qué hacer
Como dije recién, el secreto está en implementarlo de manera correcta. ¿Cómo? Bueno, hay un par de trucos.
En primer lugar, una buena forma de usar un Deus Ex Machina sin que resulte demasiado chocante es cuando nuestros personajes se encuentran fortuitamente con algo o alguien que ayuda a encauzar la trama. Por supuesto, hay que hacerlo con decoro, sin que sea muy burdo.
Por ejemplo, en una historia que escribí, mi grupo de protagonistas llegó a un pueblo pequeño de montaña, y justo allí escucharon en una taberna una conversación entre unos servidores de los antagonistas de la trama. Pero esto no es simple casualidad, ya que estos servidores están dispersados por muchos pueblos, intentando tomar el control de los mismos de manera discreta. El hecho es fortuito, sí, pero no no es improbable. Siempre lo importante es apuntar a la probabilidad de que algo ocurra (y, por favor, ¡no hablemos de estadística, sino de sentido común!).
Otra buena manera de justificar un Deus Ex Machina es explicarlo. Cuando algo ocurre repentinamente y fuerza la trama a seguir tal o cual dirección, dar contexto o desarrollar lo que ocurrió puede servir muchísimo. Un recurso interesante es acudir a recuerdos o “flashbacks”, en los que veamos qué ocurrió anteriormente a nuestro Deus Ex Machina.
Sería una forma de “camuflarlo”, si se quiere. En el prólogo de mi libro “El Fin de los Hombres”, el protagonista es rescatado repentinamente por su rival de toda la vida; pero es lógico que esto ocurra: ambos viven en un barrio de los suburbios y han pasado toda su infancia y parte de su adolescencia enfrentándose. De nuevo, es una cuestión de probabilidad y contexto.
Y otra excelente manera es anticiparlo. El mejor ejemplo que tengo para esto es la Batalla del Abismo de Helm, en el Señor de los Anillos. ¿Se acuerdan que Gandalf le dice a Aragorn que va a llegar a tiempo?
“Espera mi llegada con la primera luz del quinto día. Al alba, mira al este” .
Lo que ocurre es que, en el vértigo de la acción, tanto en el libro como en la película, nos olvidamos de esta frase. Estamos enfrascados en la batalla, y cuando de pronto Gandalf llega con todo el contingente de jinetes, parece que ha llegado milagrosamente para salvarlos a todos. Pero no es un milagro, es lo que la misma historia te dijo que iba a suceder.
Lo que no te mata, te hace más fuerte
Si has sido capaz de elaborar una historia sólida y planificaste la estructura de la misma, no deberías tener miedo a usar tus Deus Ex Machina. Cuando todo está asentado y anticipado de antemano, no hay que preocuparse por estar inventando milagros para resolver nuestras situaciones.
La mejor forma de evitar los Deus Ex Machina es llevar a cabo una profunda planificación previa de la trama y la historia. De ese modo, es sencillo anticiparse a las situaciones complicadas. Tendremos nuestro contexto ya establecido, el hilo conductor de la trama y los principales giros argumentales.
Improvisar puede ser divertido, y es hermoso dejar volar nuestra imaginación. Pero para darle solidez a nuestras historias, es necesario que nos sentemos a trabajar como es debido.
Y, atención, ¡que busquemos dar solidez no significa cortar las alas de tu creatividad!
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